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Foto del escritorAna Rivas Huertas

La evaluación, algo está cambiando



La evaluación en mi práctica docente es algo muy meditado y no estático, si la tengo que definir a grandes rasgos, pues a lo largo de mi experiencia como profesora de Educación Física, ha ido variando la manera de llevarla a cabo.


Al ser mi materia eminentemente práctica, la evaluación del saber hacer, está siempre presente y es la que más peso tiene en la nota final. A lo largo de un trimestre, por ejemplo, abordamos varios deportes, actividades físicas y también contenidos conceptuales. Por lo que de cada unidad didáctica llevo a cabo una evaluación práctica para saber si los alumnos han desarrollado las habilidades necesaria para el "saber hacer" de esa unidad. Son pruebas en las que hay que realizar una serie de habilidades aprendidas en clase y que se evalúan a través de un registro de observación. Incluso, si los aspectos a observar son múltiples, recurro al grabado audiovisual de la prueba, para poder analizarla más detenidamente y para que el alumno también pueda ver sus fallos y sus aciertos. En esta parte de la evaluación, recurro en ocasiones a la coevaluación entre compañeros, he comprobado que cuando los alumnos evalúan a otros, luego tienen más claro lo que tienen que hacer para alcanzar una evaluación positiva. Aunque he de decir que la denominación P2P la he aprendido recientemente en el #ABPmooc_INTEF, así como la herramienta CoRubics, en la que ya tengo grandes expectativas, pues la acabo de incorporar a mi práctica docente.

Además, al final de cada trimestre, realizo un sólo examen escrito que ponga en evidencia si el alumno conoce los contenidos que de manera práctica hemos estado trabajando. Recientemente uso la apps GradeScanner, que me ha facilitado enormemente esta labor, pues genera una hoja de respuestas tipo test que más tarde se corrigen usando la cámara del iPad (todo un descubrimiento). Este examen tiene menos peso en la nota, pero es indispensable aprobarlo para poder aprobar la materia.

Y a todo esto, lo acompaña una evaluación de la actitud del alumno en clase. Lo considero indispensable para que se desarrollen con normalidad las clases, de esta manera, llevo un registro por ejemplo de hábitos de higiene, respeto, juego limpio, asistencia activa a clase, participación, espíritu de superación... Este aspecto, junto con el saber hacer, es lo que más peso tiene en mi materia.


Por tanto la evaluación en mis clases no se limita a un único día, sino que la evaluación es continua, atendiendo a varios estándares de aprendizaje y en múltiples formatos.


Como comentaba al principio, la evaluación es algo para mí muy meditado y poco estático, tanto es así, que últimamente me planteo otros tipos de evaluación, que ya no recaigan tanto en los conocimientos conceptuales, pues las nuevas tecnologías ponen al alcance de la mano de cualquiera, todo aquello que quiera saber en un clic. Esta idea ronda mi cabeza sobre todo en este curso escolar, al haber comenzado en mi centro, un programa de enseñanza digital, donde los alumnos traen un dispositivo (iPad) a clase para trabajar con él. Es por ello que tengo grandes expectativas en que el Aprendizaje Basado en Proyectos me aporte soluciones a esta inquietud.


Por último, decir que en mi centro, los alumnos también tienen oportunidad de evaluar la tarea docente, a partir de unos formularios de satisfacción que se rellenan al final de cada trimestre y en cada materia.

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